¿Qué nos define como un vino artesanal?

En términos científicos, es complicado establecer qué vino es artesanal y cuál no, aún no hay una explicación oficial que marque límites precisos a partir de los cuales un vino es o deja de ser de producción artesanal. Pero sí que hay determinados factores que pueden decantar la balanza hacia un lado u otro.

Se puede decir, que una Bodega, elabora un vino artesanal para mantener la riqueza vitivinícola en el que se cuidan al máximo todas sus fases de elaboración. Además, responde a una creciente demanda de productos locales con identidad, calidad y sustentabilidad.

Aquí te contamos la historia de un productor de vinos artesanales, elaborados bajo la premisa del respeto al medio ambiente, las viñas y su tierra.

Desde hace más de 20 años, José Luis Reséndiz Jiménez se ha dedicado al mundo del vino, laboró en empresas vinícolas lo que le permitió soñar con tener su propia empresa.  

En 2011 creo Bodega Bothë, el nombre proviene del Otomí que significa… “entre dos cerros”, haciendo honor al lugar en donde se encuentra la localidad indígena de Ezequiel Montes, Querétaro. La bodega es un negocio familiar.

Construyó la bodega haciendo vinos en forma manual. cuidando la calidad frente a la cantidad, trabajando con una variedad de uva con características especiales, la uva Salvador, tipo rupestre, proveniente de la región de el Salto, Fresnillo.

Con un profundo respeto por la tradición y los procesos naturales, revitalizaron la bodega, mecanizando el proceso manual de despalillado (separación de la uva y las ramas/hojas a las que está unida) y la molienda. Sigue habiendo intervención humana para retirar ramas que hayan podido colarse en este proceso.

Cuenta con una prensa pequeña que ayuda a hacer el prensado del vino de manera más rápida y eficiente. Se pasa a reposo a tanques, aunque en la elaboración se siguen haciendo prácticas tradicionales como los trasiegos (separar del vino las materias sólidas depositadas en el fondo durante la fermentación), para limpiar el vino de manera natural.

En la vinificación realiza fermentaciones de entre 18 a 20 días, durante ese período son continuos los remontados, delastages y bazuqueos (consiste en romper y hundir el sombrero para mezclarlo de nuevo con el mosto) para que los hollejos (piel) de la uva, estén en contacto con el mosto y le transmitan su color y aromas, obteniendo de las bayas todas su propiedades y características.

Terminado el proceso de elaboración, los vinos terminados pasan a las barricas de roble blanco, con un tiempo de permanencia en barrica que oscila entre los 3 y 6 meses, dependiendo el destino del vino.

El clima de Villa Progreso es fresco y ayuda a clarificar el vino de manera natural. El proceso tarda 9 meses aproximadamente.

Antes de embotellar el vino, se pasa por un filtro de papel de 1 a 0 micras. El embotellado se realiza en una máquina semiautomática con capacidad de 6 botellas por minuto y pasa a la inserción del corcho. Cuanta con una sala de reposo en botella.

Ofrece vinos tintos, dulce, semi seco y seco. Vino tipo oporto, blanco espinoso, blanco tranquilo y rosado.

Achachollï fue el primer vino elaborado en la bodega, hasta el momento permanece como el líder en ventas. En Villa Progreso se trabaja el ixtle que es una fibra del maguey. Como tradición y cultura no se dejó pasar la oportunidad de poner en la etiqueta un tejido en ixtle de color, que habla del origen, del nacimiento y del reposo para elaborar el vino. Acachollï en Náhuatl es el fruto de la uva.

Después se elaboró Obxï semi seco, la etiqueta tiene una representación de la parte masculina, el tejido del ixtle es en color y forma natural.

Tinto Bothë es seco, de la Línea Dorada, reposa en barrica de roble francés para preservar el sabor y la calidad de la uva, le da matices muy suaves de madera.

Bothë plasma la personalidad propia, trabajando con varias viñas, de una o distintas variedades, con cepas de buena calidad. Su mejor recurso… el humano dentro de la bodega. Y todo ello para obtener un objetivo:

Que sea un vino único